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Irene de Grecia, la Princesa REBELDE (Plaza & Janés, 2007)

Este nuevo libro ha estado gestándose más de tres años, sin duda es un cambio de registro, pero no mi primera biografía, ya que la primera fue precisamente la escrita a su hermana la Reina con motivo de su cincuenta cumpleaños y se editó en Valencia. Después, he escrito otros dos libros de la Familia Real: “Anécdotas muy reales” y “La cocina de la Casa Real” (Editorial Belacqua), además de realizar numerosos reportajes de la Familia Real a lo largo de mi carrera periodística.

La mayoría de los miembros de la Familia Real tienen experiencias y enjundia para escribir sobre ellos una biografía, sin embargo la Princesa Irene siempre me pareció “especial”, y ahora comprendo porque en la familia se la llama “Tía Pecu” (ya que todos reconocen que es peculiar).

Así lo imaginaba yo cuando tuve la oportunidad de conocerla personalmente en 1996, en el transcurso de una intensa y emotiva entrevista con motivo del décimo aniversario de la fundación que preside, Mundo en Armonía.

Fascinada por aquel primer encuentro, seguí sus pasos rastreando sus actividades sociales, filantrópicas y familiares. Observé cómo, en las tradicionales fotos de familia, la Princesa se situaba en el lugar más escondido, o se alejaba directamente del foco de las cámaras cuando acompañaba a su hermana a un concierto o exposición. Prácticamente nunca se la veía.

Sin embargo, a pesar de sus desvelos por pasar desapercibida, sus actos la precedían y su nombre sonaba con fuerza en los foros internacionales por su ingente labor humanitaria en medio mundo. En aquella época realicé multitud de reportajes periodísticos de perfil humanitario: con la madre Teresa de Calcuta, con el Dalai Lama, con Rigoberta Menchú, y la proyección internacional de la Princesa desde el increíble traslado de vacas y alimentos procedentes de los excedentes europeos a India y Jordania no pasaron desapercibidos.

La Princesa Irene acariciando una vaca en la India

Tras los atentados del once de marzo, la tétrica imagen del mundo como un lugar inseguro me llevo a la conclusión de que debía contar otro tipo de realidades, la de las personas buenas que luchan por un mundo mejor, y visualicé a la Princesa, como una persona de prestigio, con proyección social, que trabajaba día a día por cambiar la realidad de muchas persona que sufren en el mundo. ¿Qué mejor que contar su vida para hacer una llamada de atención? Y me puse manos a la obra.

Los primeros contactos para conseguir una entrevista con la Princesa para hablarle de mi proyecto fueron difíciles e infructuosos, Su Alteza no quería ni oír hablar de su biografía. “¿Qué tengo yo que decir?”, se preguntaba, mientras algunos de sus colaboradores la miraban atónitos.

Sin embargo, mi intención de escribir su biografía iba creciendo según iba investigando sobre su vida: nacida en África, hija de los Reyes griegos, exiliada en Roma, una década viviendo en India, espectadora de primera fila de la transición española por su condición de familia directa de los Reyes de España, sus numerosos proyectos humanitarios, su vida en el Palacio de la Zarzuela, su relación con sus sobrinos y sobrinos-nietos, su enfermedad… tras mucho insistir y conseguir la intercesión de un amigo común: Diego Hidalgo, que avaló como nadie mis honorables intenciones, la Princesa acepto realizar el libro. Con la única condición de poder revisarlo previamente a su publicación.

Nos reencontramos en febrero y la ví cambiada, con el pelo corto y completamente gris, tenía un aspecto dulce y venerable.

Durante todo ese invierno, la primavera y gran parte del verano nos encontramos en su despacho. Fueron más de cien horas de trabajo en encuentros distendidos, amables, relajados y respetuosos, casi todos ellos en el despachito anexo al suyo, junto a la mesa redonda llena de papeles.

La Princesa Irene junto a su hermano Constantino y su cuñada Ana María

Durante estos meses me ha impresionado de la Princesa su respeto hacia las personas: prácticamente cada día, durante nuestros encuentros, me ha preguntado por mi familia, mis hijos… La he escuchado hablar con sus colaboradores, por teléfono con otras personas, y además de preocuparse por las grandes cuestiones lo ha hecho también por los pequeños detalles. Ve a las personas.

También me ha llamado la atención su rebeldía e impaciencia, casi juveniles, cuando se produjo el Tsunami en Asia. Entonces acudió urgentemente a sus colaboradores: “¡Tenemos que ayudar!”. En ella se observa una esmerada educación que, junto a su calidez (algo poco común para el rango que ostenta), no pone barreras en los encuentros: se acerca, gira la conversación, lleva los temas a su apreciación personal, se rebaja si es necesario en un intento de provocar la risa con un humor muy inglés… Como aquella vez en la que contó que prefiere no llevar sombrero porque tiene la cabeza muy grande.

Me ha gustado de ella su franqueza, algo rústica que a veces te desarma, la serenidad que emana de su pensamiento intelectual, su sincera humildad (no espera el halago fácil, más bien lo rehuye), su capacidad de adaptación a todos los ambientes: ¡con qué facilidad pasa de cenar junto a un jefe de Estado a conversar con gente humilde que le presenta proyectos solidarios en España o que le explica cualquier actividad en cualquier aldea perdida del mundo!

La Princesa Irene sostiene en brazos a un niño en Sudáfrica

Nunca hubiera podido imaginar lo mucho que me llegarían a gustar nuestros encuentros. Me he divertido con la Princesa Irene, me ha fascinado su forma de reír, ruidosa y espontánea, como buena griega. Cuando lo hace cierra casi los ojos y continúa la conversación enlazando un comentario simpático con otro. Tiene una alegría natural que la hace muy atractiva, porque hace sentir bien a los que la rodean, aunque a veces llega a comunicar una cierta preocupación por la responsabilidad de su rango, un hecho del que habla con frecuencia desde diferentes perspectivas. No significarse de forma que pueda dañar la imagen de su hermana y por extensión de la Monarquía, acompaña a la Reina a muchos de sus viajes pero insiste en que es de forma no oficial. “No soy oficial”, insiste.

Tal es su preocupación que el manuscrito del libro tardó varios meses en revisarse, las correcciones no fueron muchas, ni esenciales, la Princesa mantuvo valientemente todas sus opiniones y propuestas, a pesar de que el libro fue corregido por diferentes miembros de la Familia Real y supervisado por varios miembros de su equipo.

Ella no es Reina, pero reina en su mundo de forma espectacular y evidente con los atributos que ha ido creando en su constante y esforzado crecimiento personal. Es una mujer extraordinaria, digna de su rango y valiosa por encima de su rango, y a pesar de ello es humilde, (aunque no nos dejará subtitular el libro con este calificativo). Y si alguien lo duda, estas fueron sus palabras al despedirnos el último día de nuestros encuentros:

“No olvide que mis éxitos se los debo a mi familia, a mis hermanos, pero mis errores son sólo míos.”

El libro cuenta su vida, las peripecias importantísimas, también a nivel histórico de su familia, sus relaciones personales, también las familiares, sus estudios en India, su carrera profesional como concertista de piano, sus experiencias místicas a raíz de la muerte de su padre, su relación con su hermana, con el Rey Juan Carlos, con los Príncipes de Asturias. Su visión del mundo, y como intentar cambiarlo, sobre las monarquías, su filosofía vital, sobre la esencia humana.
En definitiva es un recorrido por su existencia y la de las extraordinarias personas que han compartido su vida. Es, además, el libro testimonial de una de las personas más interesantes de la sociedad española, dándose la paradoja de que siendo un personaje público su vida es un enigma para la gran mayoría, un enigma que se desvela a través de este libro: su primera y única biografía autorizada.

La Princesa Irene saluda sonriente

Editorial: Plaza & Janés
Colección: Fuera de colección
Páginas: 274 + 48 no numeradas con fotografís
Precio: 19,50 €
ISBN: 978-84-01-30545-0
Tapa: Dura 15 x 23 cm
Publicación: Octubre 2007

Haga click aquí para descargarse las primeras doce páginas del libro en PDF, incluyendo la introducción y el principio del primer capítulo

 

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