La falta de popularidad de Diego Hidalgo Schnur (1942) no deja de sorprender. Durante la Transición Española y décadas posteriores su relevancia social, también a nivel internacional le convierte en una persona influyente y crucial en la consecución del proyecto de un mundo más justo y democrático. No en vano ha sido nominado en diferentes ocasiones al premio Príncipe de Asturias de la Concordia, además de obtener otros numerosos galardones a nivel internacional como el doctor Honoris causa por la Universidad de Northeastern o la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil (2002).
Sus memorias recién publicadas en dos tomos Mis recuerdos I y Mis recuerdos II (Siddharth Mehta Ediciones) son un compendio de la lucha de este hombre por hacer del mundo un lugar mejor. Una lucha en la que ha empeñado su patrimonio económico, su salud y su vida personal.
Sus extraordinarios orígenes familiares
Su padre Diego Hidalgo Durán (1886-1961) fue elegido diputado a Cortes por la provincia de Badajoz en 1931. Tres años más tardes sería nombrado ministro de la Guerra. Escribió algunos libros muy relevantes en su época como Por qué fui lanzado del Ministerio de la Guerra (1935) o Memoria de un tiempo difícil. Su madre Gerda Schnur (1910-1969), era una intelectual que hablaba cinco idiomas, se licenció en Ciencias Exactas e hizo un doctorado en la Sorbona de Literatura francesa. En 1942 tuvieron su único hijo: Diego.
Una mente lúcida y generosa
Estudió Derecho en la Universidad Complutense de Madrid obteniendo un MBA en la Universidad de Harvard y un doctorado en Ciencias Políticas en la Universidad de Nueva York.
Con absoluta sencillez explica Hidalgo como consiguió trabajar de 1968 a 1977 en el Banco Mundial ocupándose de los países de África subsahariana, convirtiéndose en el Jefe de División más joven de esta entidad: «En 1967 recibo una llamada de James Dyck del Banco Mundial, convocándome a un día de entrevistas en Washington DC». Su cometido consistía en evaluar a los bancos en desarrollo y la viabilidad de sus proyectos para financiarlos. Durante años tuvo que viajar por multitud de países de África y Asia.
Tras más de una década viendo de primera mano la situación de extrema pobreza de más de cuarenta países subdesarrollados, Hidalgo sueña con paliar tanto sufrimiento y se convierte en filántropo. Gran parte de la herencia familiar la invierte en ese cometido: «En 1974 digo, voy a fundar un banco de desarrollo para los países más pequeños y pobres de África, esa entidad se llamó FRIDA, Fund for Research and investiment for the Development for África, es decir Fundación para la investigación y la inversión en el desarrollo de África«.
También fundador de FRIDE (Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior) de la que a su vez depende el Club de Madrid, una asociación que promueve la reunión y debate de los Jefes de estado y gobierno de los países democráticos, así como CITPax (Centro Internacional de Toledo para la Paz) y la Fundación Maimona. Ha colaborado en la Fundación Gorbachov en América del Norte (GFNA), y un miembro activo del Club de Roma y su consejo de Gobernadores.
Durante estos años viaja por el mundo y conoce a los dirigentes de multitud de países, analiza planeas para ayudar en la pobreza y es recibido tanto en países desarrollados como otros subdesarrollados por las más altas autoridades.
Protagonista involuntario de la Transición
Por si fuera poco explica en sus Recuerdos como iniciándose la transición le piden que invierta en la creación de un periódico liberal e imparcial que impulse el cambio. José Ortega Spottorno, hijo de José Ortega y Gasset se pone en contacto con Diego Hidalgo y le cuenta su proyecto de crear un periódico en España, que sea liberal e independiente y que fuera un apoyo para la Transición. Se necesita inversores para conseguirlo, y Ortega se lo dice a Hidalgo entre otros, a lo que él accedió aunque ello Implicaba una fuerte carga de trabajo ya que se trataba de la creación del grupo Prisa, incluyendo la dirección de Alianza Editorial y añadido a la dirección de FRIDA, por lo cual dejó el Banco Mundial.
Con ello participa en la creación de El País y del grupo PRISA. Siendo Consejero durante más de 30 años. En los años 80 fue, además, consejero delegado de las editoriales Alianza Editorial y Labor.
En 1994, fue seleccionado en el programa de Fellows del Centro Weatherhead para Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard, donde entre 1996 y 1999 fue Senior Asociar del Centro de Estudios europeo. En 2009 sea el ganador del Premio Compromiso al Desarrollo «Ideas en acción” del Centro para Desarrollo Global. Habla varios idiomas, incluido el español, el francés y el inglés. Está casado y tiene diez hijos.
Ha publicado varios libros, entre los cuales El futuro de España (Taurus, 1996) estuvo en la lista de libros más vendidos en España durante 23 semanas, y «Europa, Globalización y Unión Monetaria» (Siddarth Mehta, 1998)
Su faceta más sorprendente fue la de Productor de cine en varias películas como El Ala del águila, protagonizada por Martín Sheen y e Amanecer zulu, que no tuvieron un gran éxito. También fue productor de la película El pájaro de la felicidad de Pilar Miró con la que acabaría teniendo una amistad.
Amigo del rey Juan Carlos
En el segundo curso de Derecho conoció al rey Juan Carlos, entonces príncipe. Años después se convertirían en buenos amigos, incluso el monarca llegó a ser padrino de su hija Gabriela. Hidalgo. Su relación con el emérito la cuenta Diego Hidalgo con todo lujo de detalles:
Tras ese encuentro esporádico en la Facultad de Derecho, se reencontraron en la Fería del Libro de Madrid: Al ser presentados el Rey le dijo: «Sinvergüenza, veintidós años sin verte; ¡ lo que te he buscado durante estos años! Sooofi…. Sooofi…. -gritó mirando atrás hacia la Reina aún cogiéndome la mano-; «Te acuerdas de Diego Hídalgo? Este fin de semana pasado te he estado hablando de Diego Hidalgo… Aquí esta, aquí está… Y yo sin saber donde estabas; me habían dicho esto y lo otro… Me pidió el teléfono y la dirección me dijo que donde me podía localizar. Se que tenías responsabilidades sobre Africa, tengo adoración por África, a ver si podemos reunirnos y hablamos del asunto…. A ver como me puedes ayudar. Oye ¿Tu conocías a Antonio Alvarez-Couceiro: le conteste claro fuimos compañeros de equipo de baloncesto unversitario y fue mi alférez en las milicias universitarias, «Pues veras, los segundos jueves de cada mes, me reúno con toda la promoción, en la plaza del Marqués de Salamanca, de siete a nuevo, y voy a decirle a Antonio que te invite» Y ahí cambio mi vida, y desde ahí nació mis amistad con el Rey. En 1984 en una recepción en el Cervantes, que entonces se celebraba en la Zarzuela, el rey dijo a Diego: «Ven Diego, que te voy a enseñar los árboles que plantamos Sofi y yo cuando nos mudamos aquí…»
A veces el rey me presentaba como «Este es el amigo que me insulta», todo porque un día estaba enfadado con Ruiz Mateos en relación con los infundios que éste desplegaba sobre Javier de la Rosa, yo le dije: «Señor, éste es un personaje que esta perdiendo credibilidad por momentos y no te va a hacer daño» Insistió y le conteste: «Oye, no se te ocurra repetir lo que me has dicho delante de más gente porque van a pensar que eres tonto».
A raíz de ello cuando quería tener una opinión o una ayuda sincera me llamaba como sucedió con la Princesa Irene, embarcada en el envío de vacas a India, que afortunadamente termino bien pero fue una labor complicada. Después le llamaba para multitud de cosas: «Te he llamado porque el secretario general de la ONU me ha pedido que escriba un prólogo a un libro sobre erradicación del hambre en el mundo y necesito que lo escribas tu, porque eres la persona que conozco que mejor puede exponer y aportar algo sobre este asunto».
Durante tiempo Hidalgo visitaba el palacio de la Zarzuela cada día, para trabajar en el prólogo, para ayudar a la princesa Irene en su proyecto en la India, además de sus múltiples obligaciones.
Una actividad frenética que pone en riesgo su salud
En una ocasión José María Maravall, primer ministro de Educación de Felipe González, le dijo: «Diego, he pensado en nombrarte miembro del Consejo Social de la Universidad Complutense de Madrid… y yo le respondí: Mira, José, no puedo aceptarlo porque estoy desbordado: además de todos los asuntos en los que estoy metido fuera de España y de mi necesidad de viajar constantemente a París y a Estados Unidos, estoy en todos los órganos de gestión de PRISA, soy Presidente ejecutivo de Alianza, y me han nombrado Vicepresidente de la Asociación de editores y de otro organismo, CELESA, (Compañía de Exportación de Libros Españoles)».
En aquellos años incluso por la noche iba a Alianza con una manta y una almohada, dormía tres o cuatro horas cada noche
Sus compromisos sociales tampoco le daban tregua. Algunos momentos únicos como la cena en la Casa Blanca con los reyes y el presidente Clinton, del que el rey dijo a Clinton: «Diego es como si fuera mi hermano, es mi cerebro y mi apoyo…» En esta ocasión asistían sorprendidas con esta confesión del Rey celebridades como Diane Keaton, Oscar de la Renta, Plácido Domingo o Rafael Spòttorno.
En esos meses ingresó en el Club de Roma, una Asociación que creo en los años setenta Aurelio Peccei, un gran industrial italiano vinculado a Alitalia y a Fiat, una especie de ONG para ayudar a la sostenibilidad del planeta. En la primera conferencia en Madrid, Hidalgo convocó a Clinton, Gorvachof, el rey Juan Carlos, además presidente de Estonia, Lennart Georg Meri, Adolfo Suarez o Felipe González.
Con la venta de PRISA, tras diferentes vicisitudes con Jesús de Polanco contadas con detalle, algo que resulta muy esclarecedor, Hidalgo ganó 7.000 millones, de las que dedico el 25% a donaciones y a emprender grandes proyectos como la Conferencia de Madrid o a Mundo en Armonía (ONG de la Princesa Irene), además de multitud de iniciativas filantrópicas. En 2003 cruzo el Atlántico cuarenta y dos veces
Los Recuerdos de Hidalgo son algo más que las memorias de un hombre extraordinario, son la radiografía de la vida de la España de los últimos 50 años. El retrato de las relaciones internacionales, de la búsqueda de un mundo mejor a través del empuje de personas heroicas e inteligentes capaces de impulsar un verdadero cambio.
Este libro es apasionante, esta muy bien escrito, con todo tipo de detalles, incluso personales, unas memorias generosas donde hasta lo menos favorecedor queda expuesto. No se las pierdan.